María Rodríguez Carbajal
Psicóloga, Psicoterapeuta, Psicodramatista
Máster en Sexología y género

En este artículo se pretende realizar, desde una mirada psicológica y con perspectiva de género, un análisis de la interrelación de los siguientes conceptos: imagen corporal, género y subjetividad.

Con la llegada del calor se disparan los anuncios alrededor de la imagen corporal, aumenta la publicación de libros sobre cómo adelgazar, aumentan las matriculaciones a los gimnasios, visitas a nutricionistas, venta de productos dietéticos y/o lights, etc. Y es que las temperaturas cálidas obligan a llevar menos ropa y por lo tanto a mostrar más el cuerpo, ir a la playa, a la piscina, realizar actividades al aire libre…

La exposición del propio cuerpo toma gran protagonismo en la escena relacional de la persona y con ello la exposición a la mirada del otro, a su observación y también a su posible juicio. Se incrementa por ello la propia insatisfacción corporal si la hubiera, y en algunos casos aparece esta por primera vez. Es importante señalar, en este proceso, la influencia de la gordofobia,  la exaltación del culto a la delgadez, la obsesión por la forma física, las invitaciones constantes a través de los medios de comunicación a realizar dietas, etc.

Numerosos son los factores que influyen en la valoración que hace la persona de su propia imagen corporal. Veámoslos con detenimiento:

Factores externos:

  • En diferentes estudios destaca la relevancia de los medios de comunicación (prensa, televisión, redes sociales, radio) en su función de co-construcción de la realidad social: “Se ha asegurado que las imágenes mediáticas pueden ser particularmente importantes en la producción de cambios en la manera de percibir y evaluar el cuerpo”. (Rivarola y Penna, 2007, p. 61)
  • En la moda nos encontramos con tallas y patrones ajustados a un único modelo de mujer y de hombre. Dejando a un lado la diversidad de cuerpos con sus tallas, formas y alturas diferentes.
  • Los cánones de belleza imperantes en la época. En la actualidad, aun que cada vez se reclaman más las figuras denominadas “curvis” para las mujeres, sigue existiendo predilección por una delgadez reflejada en cuerpos lánguidos donde aparezca la pronunciación del esqueleto. Por ello se producen claras contradicciones y ambivalencias para poder encarnar ambos modelos. Al respecto, Thompson, Tantleff (1992) y Striegel-Moore, Silberstein y Rodin (1986) señalan: “Aunque los modelos sociales actuales promocionan la delgadez, la evidencia adicional sugiere que las mujeres están presionadas para lograr metas de apariencia que a veces son contradictorias con la delgadez, por ejemplo, el busto grande o un físico musculoso” (Citado en Rivarola et al. 2007, p. 63). De este modo resulta imposible compaginar ambos cánones de belleza. Por un lado la delgadez extrema y por el otro un cuerpo exuberante con curvas pronunciadas.
  • Adaptación a los modelos corporales y estereotipos asignados a cada género. Si bien la preocupación por la imagen corporal era casi en exclusiva un “tema de mujeres”, a día de hoy no son pocos los productos destinados al “cuidado” y “perfeccionamiento” de la imagen y figura masculinas. Así, en el estudio: Trastorno de la imagen corporal: Un estudio con preadolescentes y reflexiones desde la perspectiva de género (2010). Se observa que, aun siendo menor en cantidad, con el paso de los años se percibe un aumento del número de hombres preocupados por su imagen corporal.

Veamos algunos predisponentes y mantenedores en la insatisfacción corporal:

Factores individuales e interpersonales.

  • Insatisfacción personal relacionada con alguna área, por ejemplo laboral, familiar, afectiva.
  • Haber vivido o estar pasando por una situación estresante.
  • Ideas y cogniciones sobre el propio cuerpo o una parte de éste que mantienen una imagen corporal negativa.
  • Baja autoestima.
  • Sufrir presión, comentarios y consejos peyorativos, acerca del propio cuerpo por la red social cercana.
  • Ansiedad generalizada.
  • Problemas emocionales.
  • Los ideales de delgadez que una se ha ido creando y que la familia y el entorno han potenciado.
  • Ciertos deportes que exigen cierto peso y forma física para poder practicarlos y/o para poder acceder a pruebas de competición.
  • Distancia entre el cuerpo ideal y el real.

Algunos de los antecedentes que aparecen con la insatisfacción corporal pueden provocar que la persona, como medida compensatoria, decida ejercer más control sobre su cuerpo para disminuir, por ejemplo, la presión social, el miedo al rechazo, reacciones de bulliyng, etc. Pudiendo llegar a desarrollarse un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). La dinámica mental es estos casos puede basarse en pensamientos del estilo: “Si adelgazo al menos seré la más delgada”, “Si pierdo X kilos no me rechazarán”… Se mantienen restricciones alimentarias, ejercicios compensatorios a las ingestas, pensamientos obsesivos alrededor de la comida, se deja de participar en eventos sociales en los que la comida está presente, y otros tipos de acciones destinadas a conseguir un cuerpo que encaje con el propio ideal, por supuesto creado a través de todos los factores tanto externos como internos nombrados anteriormente.

Todo este tipo de acciones que se llevan a cabo para compensar la insatisfacción corporal  modifican la subjetividad de la persona reduciendo su mundo interno y social.

No es casualidad que sea en la adolescencia y preadolescencia cuando aparecen los primeros síntomas relacionados con un TCA. Es en esta época del ciclo vital cuando comienzan a desarrollarse los caracteres sexuales secundarios y también cuando el grupo de pares cobra gran importancia para la acción en el mundo social.

Debido a la importancia de esta etapa en el desarrollo evolutivo, muchas de las vivencias de esta época sentidas a través del cuerpo pueden acompañar a la persona en su historia psicosexual y relacional a lo largo de la vida. Siendo así, que en la práctica clínica se observa la influencia de las experiencias vividas a través del cuerpo en el desarrollo de la identidad, personalidad y sexualidad.

Pero la insatisfacción corporal no es un tema que aparezca solamente en la adolescencia, pudiendo aparecer en cualquier momento vital.

Algunas de las áreas que influyen en la insatisfacción corporal y que por ello merecen atención psicológica para disminuirla son:

  • Autoimagen: Se refiere a la imagen corporal. Es la idea que tenemos de nuestras características corporales: estatura, peso, color de piel, etc. Las cogniciones, pensamientos y emociones que acompañan a ésta están por supuesto influidas por la cultura y el momento histórico.
  • Autoconcepto: Es la forma en la que nos describimos atendiendo a rasgos de personalidad y aptitudes: Simpatía, habilidades, capacidades, timidez. Es lo que nos decimos y el cómo nos lo decimos.
  • Desarrollo de habilidades sociales: asertividad, capacidad de negociación, manejo de la frustración, etc.
  • Elaboración de emociones desagradables vinculadas a la corporalidad y a la subjetividad. El trabajo en psicosomática cobra gran importancia en la liberación de pensamientos, cogniciones y emociones arraigadas en el cuerpo.
  • La intervención psicoterapéutica en trauma: Violencia sexual, maltrato psicológico y físico.
  • Satisfacción en las relaciones personales: Sentirse aceptada y querida por un grupo de iguales.
  • Sentirse parte de una sociedad que acepte la diversidad corporal y de género.
  • Desarrollo de un pensamiento crítico hacia los modelos de belleza imperantes y hacia los estereotipos de género.

Por todo ello, desde un enfoque integrador en salud mental, es necesaria una mirada interrelacional que tenga en cuenta múltiples factores que influyen en la construcción de la imagen corporal. Se ha de tener en cuenta el entorno social, cultural y político a la hora de intervenir psicológicamente en el área de la insatisfacción corporal y ofrecer una mirada crítica hacia sus modelos. Siendo importante abordar y contemplar las diversidades corporales, de género, y de construcción de la sexualidad en la formación de la subjetividad y de la imagen corporal.

Referencias bibliográficas:
Fernanda, M. y Penna, F. Los factores socioculturales y su relación con los trastornos alimentarios e imagen corporal. Revista Intercontinental de Psicología y Educación (2007) Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/802/80280205.pdf
Trujano, P., Nava, C. ,Gracia, M., Limón, G.,Merino, M. Trastorno de la imagen corporal:
Un estudio con preadolescentes y reflexiones desde la perspectiva de género. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=16713079012