Gema Alañón Márquez
Monitora de educación sexual
con perspectiva de género

La adolescencia es una fase de importantísima en la vida de cualquier persona: El cuerpo empieza a cambiar, empiezas a sentir emociones intensas y van transformándose y reafirmándose nuestros gustos. Empiezas a prestar atención a cosas por las que no te preocupabas antes. Se puede decir que es en esta fase cuando aparece un interés mayor por la sexualidad, acompañado de nuevas experiencias desconocidas. Es entonces cuando llega el problema. En caso de duda, muchos jóvenes buscarán la respuesta en Internet, fuera del ámbito educativo o familiar. Muy posiblemente, darán con videos pornográficos que satisfagan dichas dudas. Cabe destacar que, tanto el ámbito familiar como el educativo, se pasan la pelota de un tejado a otro para evitar tomar la responsabilidad de una educación sexo-afectiva, una de las más importantes de toda nuestra vida.  

El visionado de contenidos pornográficos comienza a una edad muy temprana según el estudio reciente ‘Nueva pornografía y cambios en las redes interpersonales’ elaborado por la Red de Jóvenes e Inclusión Social y la Universidad de Illes Baleares: “al menos 1 de cada 4 varones de entre 16 y 29 años ha consumido pornografía en internet antes de los 13 años, además el primer contacto se adelanta a los 8 años debido a la facilidad de acceso a la tecnología”.

Estemos o no a favor del uso de la pornografía, es innegable el prominente uso que hacen de ella los y las adolescentes. La fácil accesibilidad que se tiene a ella la convierte en una herramienta de conocimiento, aunque sus modelos no sean los adecuados pedagógicamente. Por un lado, les evita tener que preguntar a una persona adulta, lo que podría resultarles incómodo. Por otro lado, el porno suele ser uno de los primeros contactos sexuales que tienen las y los adolescentes con la sexualidad (más concretamente, con el sexo). 

El problema se da cuando NO resulta un buen modelo en el que basarse para construir su sexualidad ya que: 

  • El porno comercial es machista porque trata a la mujer como objeto sexual, cosificando su cuerpo, representándola como sumisa y sin reparar en su placer. 
  • El objetivo final de todas las relaciones sexuales son la eyaculación masculina, y cuando se representa la eyaculación femenina se teatraliza y no se toma enserio. 
  • El porno no se libra de las modas. Las primeras fotografías eróticas y videos mostraban una buena cantidad de vello púbico y corporal, pechos sin operar y cuerpos estándar. Hoy en día el vello ha desaparecido y lo sustituido la silicona y las horas de gimnasio. Todos los actores tienen súper penes y las actrices labios mayores y menores casi idénticos. 
  • El porno representa continuamente escenas de violencia en las que la mujer es vejada y sometida, no transmite la cultura del consentimiento. ¿Representa las fantasías sexuales delas personas o quizás el porno nos ha vendido esas conductas machistas como fantasías para que sean aceptadas?
  • Todas las actrices porno parecen disfrutar del sexo anal cuando en la vida real un porcentaje muy bajo de mujeres lo practica. 
  • También es racista y homófoba; las escenas de sexo lésbico están rodadas para excitar a los hombres, existen diferentes categorías según la raza de las actrices y los actores, hay poco espacio para contenidos LGTBIQ+.

En la pornografía no se representan relaciones sexuales reales ni cotidianas. Es coitocéntrico, se centra en la penetración dejando de lado otras prácticas sexuales. No es respetuoso con la mujer ni transmite valores de consentimiento. No  promueve la seguridad sexual. Un porcentaje muy bajo de actores usa preservativo. Orgasmos simultáneos, los actores y actrices se corren a la vez. En la vida real cada persona tiene sus tiempos de excitación. 

El mundo del porno es sexista como ya hemos dicho, por lo tanto, el aprendizaje que se puede hacer con su uso es pernicioso para la educación sexual. Los modelos sexuales que fomenta la pornografía denigran  en su mayoría a la mujer y promueve la figura del macho alfa. De estos ejemplos se nutre la sociedad adolescente que construye sus esquemas sexuales en base a denigrar a la figura femenina y a ensalzar la figura masculina. Los roles de género que se representan en el porno, y que se reproducen en la sociedad, simbolizan ciertas creencias cisheteropatriarcales-normativas que infravaloran a la mujer e incluso al hombre. 

Los y las adolescentes construyen un imaginario falso, machista, irrespetuoso, inseguro, coitocentrista. El porno muestra modelos, conductas y valores en los que se apoyarán las y los adolescentes para desarrollar su imaginario de fantasías sexuales. Por ellos, es importante que esos esquemas sean sanos para que sus relaciones sean respetuosas e igualitarias. 

Uno de los efectos de la pornografía en los/las adolescentes es que puede producir una falta de crítica, lo más probable es que no tengan la capacidad crítica necesaria para evaluar correctamente los contenidos. Al visualizar contenido pornográfico es posible que no se distingan las acciones que no son reales o que no reflejen realmente la sexualidad humana y esto puede derivar a efectos negativos como la propia sexualidad del o de la menor. Teniendo así, por ejemplo, una sexualidad irreal e insana, pudiendo generar a largo plazo disfunciones y complejos, también pueden desarrollar un concepto erróneo sobre los roles de género en las relaciones sexuales. 

“Es interesante recordar los últimos datos estadísticos en torno al maltrato y violencia de género en España: está aumentando entre los adolescentes. Si bien este es un fenómeno multicausal, diversos estudios están encontrando la existencia de una notoria correlación entre el consumo de pornografía y un significativo aumento de la pasividad y aceptación de las agresiones física y sexual.  Sin irnos muy lejos, hemos podido comprobar por medios periodísticos los efectos que la película ‘50 sombras de Grey’ ha producido en algunos adolescentes, quienes percibían la violencia sexual como un elemento erótico o un ingrediente ‘sexy’. En este escenario no solamente se ven afectadas las mujeres sino en cierto modo también los hombres, que acaban siendo incapaces de ser dueños de su sexualidad. Algunas mujeres se sienten presionadas a crear sus propios vídeos pornográficos o a tomar como normal el uso de la violencia en sus relaciones. Muchos tienen la idea errónea de que la sexualidad necesariamente debe incluir lo que ven en estos vídeos pornográficos» Carolina Lupo Colombo, licenciada en Psicopedagogía y master en Bioética, colaboradora del proyecto ‘Educación de la afectividad de la sexualidad humana’ del Instituto Cultura y Sociedad.

Una nueva corriente cree necesario y muy recomendable el uso de material pornográfico para poder reeducar en su utilización y reapropiarnos de sus contenidos para convertirlos en un instrumento formativo en el ámbito de la sexualidad. Es importante que las personas que vayan a acceder a esos contenidos sean capaces de discernir cuales son pedagógicos y cuales no lo son.

«La idea de que la educación afectivo-sexual no es para niños, es un error. Hay que trabajar en los centros educativos de todos los niveles incorporando padres y madres” – Ballester.

Objetivos en el uso del porno como herramienta de educación/reeducación sexual:

  • Reeducar al consumidor de pornografía y guiarlo hacia una pornografía feminista, equitativa y abierta. 
  • Re-apropiarnos de los contenidos pornográficos y reconstruirlos como material pedagógico
  • Denunciar el sexismo en el mundo del porno. 
  • Destruir los roles de género que se representan en la pornografía. 
  • Ofrecer una visión del sexo feminista. 
  • Desmitificar creencias cisheteropatriarcales-normativas.
  • Reconstruir el universo del porno, reformulando sus teorías y reparando sus errores

Como conclusión final me gustaría hacer una reflexión sobre cómo la pornografía, bien usada, puede ser muy beneficiosa. En todo lo anterior hemos hablado de la adolescencia, el uso de pornografía que hace esta y el imaginario o las fantasías que se forman al educarse a través de ese tipo de videos e imágenes. Pero tengo que lanzar una flecha a favor de toda esa pornografía que se está creando (pornografía feminista o igualitaria) como un nuevo modelo pedagógico de donde poder sacar ideas para tu relación personal en pareja o contigo misma, como herramienta de excitación en las relaciones sexuales o como forma artística e informativa. Es un tipo de arte en el cual se muestra un sexo común y natural, donde se le da la misma importancia a la sexualidad de todas las personas, donde se muestra que la mujer también busca su propio placer y no solo se centra en satisfacer el placer masculino. Un porno que empodera la diversidad de cuerpos, se muestran relaciones cotidianas, sexo seguro (con preservativo) y consentido.

Hace falta ver el feminismo de una manera transversal, ayudando a reconducir la sociedad en pro de satisfacer por igual y en equidad a todas y todos.

BIBLIOGRAFÍA:

  • PornoSkola, web. 
  • Sapos y princesas, El Mundo. “Como afecta el consumo de porno en la adolescencia”.
  • Hospital Sant Joan de Déu (Barcelona), FAROS. “La nueva pornografía modifica las relaciones de jóvenes y adolescentes”. 
  • Rtve, noticias, “La edad de acceso a la pornografía en España se adelanta”.
  • Universidad de Navarra, entrevista a Carolina Lupo Colombo, licenciada en Psicopedagogía y master en Bioética, colaboradora del proyecto “Educación de la afectividad de la sexualidad humana” del Instituto Cultura y Sociedad