Itsaso Gallastegui Loiti
Máster en Sexología y Género

 

Muy lejos de la teoría de Freud, que afirmaba que “el jugo del amor” era otro síntoma de la histeria, podemos hablar de la eyaculación femenina como un fenómeno verdadero y probado científicamente.

No hay muchos estudios sobre este tema y no es fácil encontrar trabajos o información. Por mucho que se sepa acerca de la próstata femenina hace ya varios años, nadie ha tirado de los hilos para saber más, ni para hacerlo público. Diana J. Torres ha sido una de las únicas mujeres que ha investigado sobre ello, echando mano de documentos antiguos, de otras culturas y de todo lo que ha ido encontrando durante estos años. En sus palabras:

“Los primeros libros que abrí me dejaron una eficaz impresión de que la ciencia solo pretende humillarnos y ofendernos, a nosotras, las mujeres. El lenguaje que utilizaban para hablar de mis genitales, de ese lugar sagrado desde donde construí los pilares más firmes de mi identidad y mi voluntad, era terrorífico y profunda, profundamente ofensivo”

La eyaculación femenina es un tema del que hoy en día  todavía  no se habla con naturalidad, aunque, entre las mujeres, son cada vez más las que se han atrevido a compartirlo con sus amigas, dándose cuenta, que no son las únicas. Pero muchas otras lo mantienen en secreto, por vergüenza o por no saber ni siquiera lo que es.

¿Pero por qué sucede esto? ¿Cuál es su explicación? La responsable de la eyaculación es la próstata femenina, formada por un conjunto de glándulas llamadas Glándulas de Skene (apellido de un hombre, descubridor de estas). Diana J. Torres, activista y gran investigadora de la eyaculación femenina, afirma que se ubica en la uretra (el conducto que va de la vejiga al exterior) y está enraizadas en ella. Se localiza paralela a la vagina, como a dos centímetros de la entrada de esta. El tamaño de nuestra próstata oscila entre los dos y los cinco centímetros de largo y uno coma nueve centímetros de ancho, en reposo. Cuando está llena (de líquido, no de sangre) puede llegar a triplicar su tamaño. La próstata tiene un conducto bífido que la comunica con el exterior cuyas salidas están situadas a ambos lados del meato urinario. Así, la eyaculación no sale por la uretra, sino por estos dos conductos ubicados muy cerca del meato urinario.

Según las casi inexistentes investigaciones, el 80% de las mujeres posee estas glándulas, conformando así la próstata femenina cuyas funciones siguen siendo investigadas. Así que, casi todas las mujeres son capaces de eyacular aunque no se den cuenta o no lo sepan.

Esta información se nos ha sido omitida a las mujeres, sin aprender así que somos capaces de eyacular. El patriarcado es el culpable de esta omisión de datos, castrando nuestros derechos a conocer nuestro cuerpo y saber utilizarlo como nos dé la gana. Todos los órganos tienen su sitio en nuestro mapa mental del cuerpo humano. Nuestra próstata debería también tener la suya. No sabernos ni siquiera que la tenemos, ni mucho menos dónde se ubica ni cuál es su función. Todo esto se debe a que nuestra sexualidad siempre ha estado ligada con la reproducción, y todo lo que no sirva para ello no tiene importancia alguna. Ya es hora de conocer nuestra anatomía y hacer uso de ella.

La razón por la cual no las poseen todas las mujeres es, que es una zona residual.

Durante la gestación, todas las personas somos niñas, y, a partir de ahí, seguimos desarrollándonos como tales o como niños. Pensamos que los sexos son diferentes pero las diferencias son mínimas. Así, el tejido prostático puede desarrollarse aún sin tener, aparentemente, una función definida” (Mónica Quesada Juan, Sexóloga).

Faltan investigaciones para definir esta función, pero lo que sabemos es que estas Glándulas de Skene crean un líquido prostático que es expulsado mediante las contracciones del orgasmo o cuando están en ellas. La cantidad de este líquido puede variar desde una gotas a litros, y está compuesto de glucosa, fructosa y fosfata ácida prostática. La misma composición que el líquido expulsado del pene.

Por otra parte, se asocia la eyaculación femenina con el Punto G, pero no son necesariamente lo mismo. La eyaculación se puede producir estimulando el clítoris o cualquier otra parte del cuerpo que pueda desencadenar un orgasmo. A muchas mujeres les resulta más accesible mediante la estimulación de la Zona G (situada en la pared anterior de la vagina con la extensión de una falange del dedo aproximadamente) porque, al presionar la zona, las Glándulas de Skene también son presionadas estimulándolas directamente y provocando la eyaculación.

También se asocia la eyaculación al orgasmo, pero no tienen porqué ir unidos. Se puede producir la eyaculación al presionar la musculatura pélvica, o bien al dar a luz, o bien cuando las Glándulas de Skene se llenen; sólo que en estos casos se asocia a pérdida de orina, pero puede no ser así puesto que no tiene el mismo olor, es casi inodora, trasparente y con un ligero sabor salado. Es importante tener esto claro porque no son mejores los orgasmos si van acompañados de la eyaculación ni viceversa.

Algunas mujeres piensan que están lubricando mucho, pero hay que decir que no tiene la misma consistencia que el flujo. Se parece más, como he mencionado antes, al fluido que expulsa el pene (fosfatasa ácida protática y glucosa).

La sensación de que están orinando es otra de las sensaciones que suelen tener las mujeres que eyaculan, durante el orgasmo o después de él. Hay mujeres que eyaculan para a dentro (conscientes o no). El líquido prostático va a parar a la vejiga y se expulsa con la orina. Esto acurre frecuentemente, por un gran desconocimiento de este poder. Si tendríamos claro que podemos hacerlo, no reprimiríamos estas ganas y relajándonos saldría el líquido para afuera, pudiendo así disfrutar de ello.

Hay un gran desconocimiento de la próstata femenina, hasta el punto de que algunas mujeres han sido intervenidas quirúrgicamente por esta razón. De forma natural, muchas mujeres, se suelen aguantar estas ganas de mear durante las relaciones sexuales. Pero, como he mencionado antes, una vez aceptada nuestra condición de eyacular, podemos vivir nuestra sexualidad de forma mucho más libre y placentera.

Este es el camino que tenemos que seguir las mujeres, sin utilizar la eyaculación femenina  como otra obligación más. Hay mujeres que no eyaculan y no por eso disfrutan menos. Hay un mito relacionado con esto, que es que las mujeres alcanzan el placer máximo solo cundo eyaculan. No es cierto. ¿Dónde queda el disfrute por el disfrute? No importa si llegamos al orgasmo, si eyaculamos o no… hay que disfrutar solo por el mero hecho de hacerlo. Sin tabús, sin obligaciones, sin reproches ni culpas. Sin delimitar lo bueno y lo malo,

Lo que está claro es que la sexualidad femenina asociada al placer y no a la reproducción, no tiene mucho éxito en la comunidad científica. Invisibilizar todo lo que esté relacionado con el placer femenino es algo que se ha hecho durante años, y las cosas no han cambiado demasiado. Lo mismo pasa con el clítoris. Las niñas todavía no saben lo que es, ni dónde está, ni mucho menos para qué sirve. No nos lo enseñan ni en los libros de la escuela ni en la calle.

En otras culturas (las matriarcales), las menos frecuentes y en peligro de extinción, las mujeres se reúnen para enseñar a las jóvenes a eyacular. Es algo que se  va transmitiendo de generación en generación y que se aprecia mucho.

Hay que luchar por una educación sexual que merezca la pena y para eso hay que empezar por lxs educadorxs. Para ello, hay que luchar contra el gigantesco sistema heteropatriarcal que tenemos impuesto desde hace siglos. Aunque no sea fácil, ahí estamos algunas intentándolo y de momento gritaré a los cuatro vientos:

¡¡¡LAS PERSONAS CON VULVA TENEMOS PRÓSTATA Y ÉSTA EYACULA AL IGUAL QUE LAS DE PERSONAS CON PENE!!!

¡¡¡DÉMOSLE UN LUGAR EN NUESTRO CUERPO Y APRENDAMOS A UTLIZARLA!!!

Para finalizar, voy a citar dos párrafos del libro Coño Potens de Diana J. Torres:

“Que un coño eyacule es político por (al menos) dos razones. Primeramente, echa por tierra las ideas que la cultura occidental difunde acerca de la sexualidad y el carácter “innato” de la mujer. Nuestro sexo es discreto, limpio, bonito, inapreciable, y sobre todo, emocional, interior. Se nos ha contado que nosotras por naturaleza lo sentimos todo hacia a dentro, no tenemos derecho a explotar de ninguna manera. Una mujer que grita o muestra emociones es una histérica; una mujer que eyacula es una guarra enferma con defectos congénitos. Y mas allá de lo sexual se nos ha dicho que nosotras no manchamos pues nacimos para limpiar la mierda de otros, no para ir dejando charcos por las camas.

En segundo lugar, ¿dónde se sustentaría la existencia de hombres y mujeres si nosotras también tenemos próstata y podemos eyacular con ella? Contribuye a deshacer el binarismo de género: Si tenemos próstata, si eyaculamos, si tenemos glande y una estructura muy similar al pene (el clítoris), entonces las diferencias entre esos hipotéticos géneros, marcados por un solo cromosoma, esas categorías que se basan en la mera observación externa de nuestros cuerpos al nacer (o en la ecografía), como si el cuerpo fuera solo piel, son un argumento tan ridículo que cae por su propio peso.”

Con todo esto, animo a todas las personas con vulva a que conozcan su cuerpo y se den la oportunidad de comprobar que es posible eyacular. Es un derecho que nos ha sido arrebatado, y ya es hora de volverlo a recuperar. ¡Buena suerte en el camino!

 

BIBLIOFRAFÍA:
Artículos:
http://lasexologia.com/eyaculacion-femenina/
http://www.pikaramagazine.com/2010/12/la-eyaculacion-femenina-esa-gran-desconocidaafinando-el-organo/
http://www.pikaramagazine.com/2015/03/lo-que-puede-un-cono/
Libro:
Diana J. Torres (2011) Coño Potens (Editorial Txalaparta)