“Lo personal es político”. 

Marina Martín Lázaro
Máster de Sexología Sanitaria
con perspectiva de género

Con esta frase de autoría desconocida pero dicha por tantas y tantas personas podemos comenzar a exponer cómo la regla nos influye a lo largo de nuestra vida y lo que esto significa.

La palabra menstruación viene derivada de1: mensis, que significa mes, ciclo lunar, lunación, haciendo referencia a la duración aproximada de la misma, el sufijo –estris que indica propio de. Con esto podemos observar que aunque la etimología de la palabra hable sobre su temporalidad y “de quien es propio” no enuncia a las personas menstruantes como el sujeto del mismo; sino que aparece como propio del ciclo lunar o del mes, eliminando a la persona que la pasa, simplemente aludiendo a cuándo ocurre.

Por otro lado, la palabra regla, también determina la duración de este proceso como algo que ocurre cada tiempo, eliminando otra vez a la persona y los cambios fisiológicos que se producen. 

Además, es importante destacar por qué existen numerosas maneras de nombrar a la menstruación: estar “mala”, en el mes, con el periodo, “ha venido mi prima”… Desde pequeñas se enseña la regla como algo privado, algo que hay que ocultar y que no está bien que se vea en público y a raíz de esto muchas personitas menstruantes han tenido que adaptar su vocabulario para que el resto de compañerxs que tenían alrededor no se dieran cuenta de que estaban pasando por este proceso fisiológico completamente normal. El mancharse o pedir una compresa también ha sido siempre una labor más propia de un espía secreto que de cualquier persona normal que necesitase una ya que se estaba empezando a llenar la que la tenía puesta. 

Pedir los tampones con secretismo a tus amigas o darlos como si de droga se tratase para que no se vea lo que tenemos entre las manos es algo que se aprende poco a poco, viendo cómo no se nombra la regla, viendo como en los anuncios de compresas o tampones la sangre que aparece es azul o rosa, viendo cómo no se trata en tema en ninguna serie de adolescentes o familias, o si se hace es desde esta perspectiva. Nos hemos educado en un sistema en el que la menstruación solo sirve porque es necesaria dentro de nuestro aparato reproductivo y muy útil para el sistema capitalista, gracias a la necesidad de comprar cada mes una cantidad de compresas o tampones importantes. Ahora que esto puede empezar a cambiar creo que debemos revisar todas las opciones disponibles para poder elegir con mayor libertad y dar una educación menstrual adecuada a les adolescentes menstruantes.

Otro inconveniente más a la hora de hablar de menstruación y de los materiales necesarios para convivir con esta es la existencia de la “tasa rosa” impuesto existente en ciertos productos “dirigidos a mujeres” por un cambio mínimo, que son muy parecidos a los dirigidos a los hombres (desodorantes, productos de depilación, cuchillas de afeitar…). Este precio extra por estas mínimas diferencias afecta también a los productos necesarios para recoger la sangre durante la menstruación y puede variar entre un 7 % y un 24 %2. Como se puede apreciar se trata de un impuesto discriminatorio ya que estos productos higiénicos son de primera necesidad para las personas menstruantes y deberían tener tan solo un 4% como el resto de productos de este estilo.

La polémica de la “tasa rosa” se ha visto en auge en 2018 donde la ministra de hacienda, María Jesús Montero, comunicaba su implicación en bajar el IVA3 en estos productos, alegando que “Hacienda estudia aplicar la bajada del IVA a los productos de higiene femenina, junto a estrategias de colaboración con otros ministerios para combatir la denominada “tasa rosa”, de forma que las empresas “dejen de penalizar un plus por el hecho de ser mujeres”. En este sentido, se explorarán reuniones con las empresas para intentar mitigar el impacto de la llamada “tasa rosa”, ya que es algo que no depende del Gobierno.”4 Por lo que pone en el punto de mira no solo el impuesto en estos productos sino en las empresas, dejando así de lado su responsabilidad de disminuir el IVA en estos productos de higiene; siendo esto algo que ya se había logrado en Canarias a principios del 20185 .

En la actualidad tenemos numerosos métodos para recolectar esta sangre que aparece durante la menstruación, la mayoría de estos desechables y con esta “tasa rosa” mencionada y otros que pueden llegar a durar hasta 10-15 años.

Previo a la utilización de los métodos que conocemos actualmente en otras sociedades había diversas opciones: en las investigaciones se han visto que las egipcias utilizaban papiro y hierbas para elaborar los primeros tampones, las personas menstruantes romanas utilizaban algodón y lana y alrededor del mundo se utilizaban pieles animales o musgos, esponjas naturales y paños para absorber la menstruación.6

La compresa como la conocemos hoy en día, de un solo uso, fue inventada en 1888 por la Johnson & Johnson, sin demasiada aceptación, ya que existía un gran tabú a la hora de comprarlas en superficies donde estas personas pudieran ser observadas por sus vecines.

Posteriormente la empresa Kimberly- Clark en el año 1921 inventó “una especie de venda perforada de forma desigual en cada vuelta que servía para absorber la sangre de la menstruación.”7 Esta compresa comenzó a tener mayor aceptación y a comercializarse de mayor manera.

El tampón fue creado para mejorar la compresa en 1937 por un médico llamado Earl Hass, adaptando el tampón quirúrgico que se emplea en las operaciones con el mismo fin que el tampón menstrual, absorber la sangre.7

En el mismo año 1937 fue patentada la primera copa menstrual por la actriz estadounidense, Leona Chalmers, fabricándose en aquel momento con caucho y látex.8 Aunque la patente fue en esta época se cree que en 1867, ya existían modelos de copa menstrual9. Pero no es hasta los 2000 cuando esta comenzó a dar qué hablar y es en los últimos años, cuando han aparecido numerosas marcas con pequeñas diferencias donde poder comprarlas con un simple click. Teniendo una durabilidad de 10 años y creadas con materiales hipoalergénicos10.

Es en esta época cuando también empiezan a aparecer, productos similares a los utilizados por nuestras abuelas pero con materiales más resistentes e inoloros: las bragas menstruales. Estas pueden llegar a durar entre 2-3 años, son lavables y de muchos y diferentes modelos. Existe también un producto similar, las compresas lavables, que funcionan de la misma manera y pueden tener una vida media de 3 años.

Por último, otro método que también se utilizaba hace muchos años, aunque no fuera por elección propia era el sangrado libre o “free bleeding”, método que está comenzando a oírse más poco a poco desde que en la maratón de Londres de 2015 Kiran Gandhi10 no utilizó ningún producto para la menstruación y dejó fluir la sangre de su regla durante la carrera. Este método ha conseguido por un lado visibilizar la menstruación y la sangre de la misma como algo nombre y sin estigmatizarla y por otro lado, puede llegar a hacer que conozcamos más nuestro cuerpo, detectando cuándo evacúa la sangre.

Como hemos podido detectar con la existencia de la tasa rosa y el estigma que hoy en día sigue existiendo con la menstruación, las multinacionales hacen negocio con estos productos de higiene menstrual, vendiéndolos a precios mucho más altos que los de primera necesidad y evitando nombrar y enseñar los procesos fisiológicos tal y como son.

Por lo tanto, estas alternativas que, además de romper con el capitalismo (debido a su larga vida útil o a la no utilización de ningún producto como tal) son alternativas más saludables y respetuosas con el medioambiente. En España, les adolescentes menstruantes tienen su primera regla con 12 años y poniendo que a los 51 tengan la última, con una menstruación cada 28 días, tendríamos 507 periodos a lo largo de nuestra vida.9 Por lo que si utilizamos una media de 3 compresas al día y nuestra menstruación tiene una duración aproximada de 5 días, podríamos llegar a utilizar 7605 compresas en nuestra vida, lo que implica un consumo de productos desechables muy elevado, además de una gran inversión.

Cuando logremos eliminar el estigma que la menstruación y nuestra sangre significan en la sociedad actual, seguramente, podremos utilizar de manera más libre cualquiera de estos métodos y vivir de manera más consciente y menos dolorosa nuestra regla.

 

BIBLIOGRAFIA:

  1. Etimología menstruación. Recuperado de: https://ilovecyclo.com/blog/origen-palabra-menstruacion/
  2. Roldán Gómez (2019). “La tasa rosa y su implicación para mujeres que se hallan en situación de vulnerabilidad económica”. 
  • “Canarias elimina la tasa rosa”. Recuperado de: https://www.lavanguardia.com/de-moda/feminismo/20171031/432507521639/canarias-elimina-tasa-rosa.html
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