Natalia Raffalli de Riera
Doble Máster de Sexpol

El suelo pélvico cumple una función muy importante en el área sexual que, por lo general, pasa desapercibida. Si bien es cierto que la esfera sexual es mucho más compleja que una serie de músculos, es primordial tener en cuenta la relación que existe entre el estado de la musculatura del suelo pélvico y las relaciones sexuales. Las alteraciones de esta musculatura pueden causar diversas disfunciones entre las cuales se encuentran las disfunciones sexuales. 

A pesar de que, tanto los trastornos del suelo pélvico como las disfunciones sexuales tienen una influencia negativa en la vida de la persona, la prioridad en cuanto a la atención de estos problemas suele ser baja, dado que no representan una amenaza para la vida, y si a eso le sumamos el desconocimiento o poca información acerca de la relación que tienen ambas disfunciones, los resultados del tratamiento podrían verse limitados. Por eso la inquietud de exponer en el presente artículo, algunos aspectos relevantes a tomar en cuenta al momento de diagnosticar y atender disfunciones sexuales que puedan tener relación con el estado de la musculatura del suelo pélvico. 

SUELO PÉLVICO Y FUNCIÓN SEXUAL  

El suelo pélvico es un sistema formado por diversas estructuras (músculos,  ligamentos y fascias) que cierran el suelo del abdomen manteniendo en posición correcta y en suspensión los órganos pélvicos. Los órganos pélvicos se pueden dividir en tres compartimentos: anterior (vejiga y uretra), medio (útero, vagina, próstata y vesículas seminales) y posterior (recto, conducto anal y aparato esfinteriano). Su función principal es la de soporte, además de permitir y facilitar las funciones de los órganos a los que sirve de soporte. Anatómicamente el suelo pélvico es una parte compleja del cuerpo humano, sin embargo, para los efectos del presente artículo se prestará especial atención a la musculatura que interviene sobre todo en la función sexual. 

Su apariencia es más parecida a una hamaca y cumple con diversas funciones, entre ellas: 

  • Continencia de esfínteres: Contracción y cierre de la uretra para evitar pérdidas de orina. También actúa deteniendo la micción voluntariamente. Igualmente, al contraer el músculo pubo-rectal cierra el canal rectal evitando pérdidas de heces.    
  • Mantenimiento de la estática pélvica: Gracias a los músculos elevadores del ano, se pueden evitar prolapsos, especialmente en la mujer por la anatomía de la hendidura uro-genital, que en el hombre está más cerrada. 
  • Función durante el parto: Los músculos elevadores del ano ayudan a la rotación y presentación de la cabeza fetal, favoreciéndola salida a través  del canal del parto. 
  • Función sexual: Juega un papel primordial en la erección, el orgasmo y el coito (dinámica vagina-pene) durante la relación sexual. 

El suelo pélvico se divide en un componente formado por una parte dura (pelvis dura, huesos) y otra parte blanda (pelvis blanda, músculos, fascias, entre otros). La pelvis blanda se divide en tres planos:

  1. Superficial: Compuesto por los órganos genitales (femeninos y masculinos) y el plano muscular superficial conectado a ellos.
  2. Medio: Compuesto por el diafragma urogenital o plano muscular medio 
  3. Profundo: Compuesto por el  diafragma pelviano o plano muscular profundo 

El plano muscular superficial y los órganos sexuales se encuentran conectados. En las siguientes imágenes, donde se muestra la pelvis masculina (izquierda), y la pelvis femenina(derecha), se pueden apreciar los músculos del plano superficial. 

Tal como se aprecia en la imagen, los músculos del plano superficial masculino y femenino son: 

  • Músculo Bulbocavernoso o bulboesponjoso: En los hombres recubre el bulbo del pene y en las mujeres, rodea el orificio de la vagina. 
  • Musculo Isquiocavernoso: En los hombre rodean la base del cuerpo cavernoso en el pene y en las mujeres la porción superior de los labios en la vulva. 
  • Músculos elevadores del ano: Es el músculo mas extenso de la pelvis y está compuesto por tres fascículos o haces: el haz pubococcigeo,  el puborectal y el ileococcigeo.

La acción principal  que realizan los músculos Isquiocavernosos y Bulbocavernosos en la función sexual es contribuir al mantenimiento de  la erección del pene y del clítoris. Durante la estimulación del glande dichos  músculos se contraen y comprimen la vena dorsal del clítoris y el pene, consiguiendo así la erección y facilitando el acto sexual. 

Por otro lado, durante el orgasmo se producen contracciones  intermitentes de los músculos pubococcígeo e ileococcígeo. Si estos músculos presentan un tono adecuado favorecerá el hecho de alcanzar orgasmos y particularmente en la mujer, facilitará la penetración y la dinámica vagina-pene.

Ahora bien, si hablamos de los trastornos de la contracción del suelo pélvico, se pueden clasificar en dos grupos:  

  • Los trastornos causados por la relajación y disminución del tono en reposo de los músculos del suelo pélvico.
  • Los trastornos causados por la falta de relajación y un aumento del tono basal de los músculos del suelo pélvico. 

Algunos de los síntomas que indican la posibilidad de una disfunción en el suelo pélvico son: 

  • Incontinencia urinaria
  • Disfunciones anorrectales (incontinencia fecal y síndrome de defecación obstructiva
  • Prolapsos de órganos pélvicos 
  • Disfunciones sexuales

Estos padecimientos tienen un impacto negativo en la calidad de vida de las personas. Se estima que afecta aproximadamente al 50 % de las mujeres mayores de 50 años y que entre el 3% y el 5% desarrollará algunas de estas disfunciones en algún momento de su vida. En Europa, según reportes del Grupo Español de Suelo Pélvico, el 40 % de las mujeres están afectadas 

En lo que respecta a la función sexual, un suelo pélvico debilitado o con un tono disminuido, podrían traer como consecuencia problemas relacionados con la disminución de la sensibilidad, dificultad para llegar al orgasmo (anorgasmia)  y para mantener la erección (disfunción eréctil). 

Mientras que en el caso de un aumento del tono, los problemas relacionados con la función sexual específicamente en la mujer, podrían ser la imposibilidad para llevar a cabo la penetración (vaginismo) y/o el dolor en las relaciones sexuales con penetración (dispareunia).  

Si bien es cierto que en las disfunciones sexuales es necesario contemplar factores biológicos, psicológicos y sociales, el aspecto físico y en este caso el estado del suelo pélvico, también es un factor importante a tomar en cuenta al momento de diagnosticar y tratar disfunciones sexuales como la anorgasmia, disfunción eréctil, vaginismo y dispareunia.  

Existen tratamientos efectivos para la rehabilitación  del suelo pélvico, entre ellos: 

  • Los ejercicios de Kegel: Arnold Kegel fue el primero en describir que el entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico era eficaz en las mujeres con incontinencia urinaria. De hecho, el entrenamiento de dicha musculatura es recomendado como primera línea de acción en el tratamiento, ya que ha demostrado que además de ser un método eficiente, es bien tolerado y seguro. Consiste en una serie de ejercicios que buscan localizar e incrementar la fuerza de contracción de los músculos del periné. Estos ejercicios contribuyen a reducir los síntomas de incontinencia urinaria y aumentan la circulación sanguínea en las estructuras urogenitales.    
  • Bolas Chinas: Su uso es útil para prevenir y revertir problemas causados por debilidad de la musculatura del suelo pélvico. Consiste en una bola con un cordón extractor que contiene en su interior otra bola más pequeña que con los movimientos o desplazamientos produce vibraciones que estimulan y desencadenan contracciones de la musculatura vaginal, y el propio peso de las bolas contribuye a aumentar el tono de la musculatura. 
  • Electroestimulación: Consiste en la estimulación de las fibras nerviosas y musculares mediante la aplicación de estímulos eléctricos o magnéticos. Se trata de potenciar de forma pasiva la musculatura del suelo pélvico. 
  • Biofeedback: Es un método que hace posible monitorear la contracción y relajación del suelo pélvico, ayudando así a identificar y a tomar conciencia del momento en que se contraen o relajan los músculos del suelo pélvico de forma adecuada. Algunos dispositivos de biofeedback también  tienen la posibilidad de medir la intensidad con la que se contrae la musculatura y la resistencia, es decir, la capacidad que tienen los músculos para hacer las contracciones sin perder la intensidad.

La elección del tratamiento evidentemente va a depender del diagnostico de cada caso y los especialistas indicados para llevar a cabo dicha valoración. 

CONCLUSIÓN

Es evidente la relación que existe entre el suelo pélvico y las función sexual, por lo que considero que el conocimiento de la anatomía, función y posibles trastornos del suelo pélvico no se debe pasar por alto al momento de atender un paciente que presenta una disfunción sexual. 

Como terapeutas sexuales, debemos indagar acerca de posibles  síntomas relacionados con trastornos del suelo pélvico ya que sería de gran utilidad para complementar el diagnóstico y llevar a cabo un plan de tratamiento adecuado, contemplando, si es necesario,  la posibilidad de hacer un trabajo multidisciplinario que incluya una evaluación con un médico ginecólogo y la participación de un fisioterapeuta especialista en suelo pélvico. 

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